lunes, 13 de diciembre de 2010

BILBAO

     No sé como empezó pero al final la bitácora parece convertida en un diario de viaje

     Llevaba todo el tiempo queriendo ir a Bilbao y por fin lo he hecho corriendo y a última hora, algo es algo, pero es tonto no hacer las cosas en el momento que se te vienen e ir dejándolo, y a mi me pasa con demasiadas cosas.

     Bilbao es una ciudad sorprendente por donde la cojas, yo siempre pensaba en las provincias vascongadas y en Cataluña con cierto recelo a fuerza de verlas en el periódico y en los chistes, pensaba como decía aquella pintada: "Vascos, ¡que raritos sois!". Pues nada de eso, es gente estupenda, por fuera son iguales que nosotros, y luego resultan simpáticos, cariñosos y agradables, en extremo pero sin pasarse. Bilbao es bonita, limpia, moderna y antigua, la ría algo marrón pero bien, los bares estupendos, el callejeo delicioso tanto por lo antiguo, como por el ensanche, como por lo moderno, y el idioma, el castellano; he oído hablar en quechua, suajili, inglés y árabe, pero a nadie he oído hablando en vascuence. Allí el vasco he observado que sólo hablan los letreros y la megafonía del tranvía, no he podido comprobar si lo entienden.

     El Guggenhein realmente es una pasada, lo de dentro, que nadie habla, es estupendo pero como en muchos museos buenos, pero el continente por fuera, por dentro y el entorno es la apoteosis de la luz y de la forma, prodigioso. Gery sabía aquello de que la recta y el plano son la línea y la superficie mas tontas que puede haber entre dos o entre tres puntos, respectivamente; los paramentos, la cubierta, las columnas, el ascensor, las escaleras, todo está alabeado y bien alabeado.

     Por si alguno no lo sabe todavía, allí todo lo que se ve y no es obra de arte, titanio o cristal, es piedra de Huéscar, de la cantera del Cerro Ferrer, vaya, de mi pueblo. Le pregunté al guía que llevábamos en un pequeño grupo dónde estaba una placa que lo explica, y ya habló del tema; se me acercó un catalán, compañero del grupo de la visita guiada, preguntándome si yo era de Huéscar y me contó que el procedía de Huéscar también, ni más no menos que sobrino de la tía Tempora y de la Basilia, de La Noguera.

     Bilbao son muchas cosas, muchos puentes magníficos desde el de San Antón al de Portugalete, muchos edificios sobresalientes, las casas normales son preciosas, los dos días fueron de Sol y calma, los bares llenos de pinchos y en los restaurantes todo bueno.

     El día que Vascongadas termine alcanzando esa independencia que tanto ‘parecen' querer, nos vamos a quedar mucho mas a gusto, pero yo me quedaré un poco más triste.
     En Luarca el tiempo ha mejorado, se borró la nieve y salió el Sol, ahora mismo desde mi balcón veo que cuelgan las luminarias de Navidad, pero el aire no huele a hornos leña cociendo dulces, hoy todo es eléctrico, o comprado.

     Ayer el Grupo Estoupo, la gente que lo forma, anduvimos dieciocho kilómetros por los acantilados y las playas de Cabo de Peñas, una excursión para mayores, todo a cota y a la izquierda siempre el mar, que por estar entre Gijón y Avilés estaba lleno de barcos grandes, y por el día tan bueno que hacía todo era azul. El Domingo que viene el Grupo cierra el año con una excursión que se llama ‘Belén de Cumbres', se sube al Pico ‘Estoupo', se monta un belén, se cantan villancicos, y bajamos a comer a una casa de comidas, ya está bien de bocatas sentados encima de una piedra. Y así se celebra el fin del año.










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