Semana Santa en Luarca. Empezó un poco ayer. Se trataba de ‘bajar los santos' desde su ermita en el acantilado junto al faro hasta el pueblo para empezar con tiempo La novena del Nazareno. Aquí el Nazareno es la cofradía, el resumen y el motivo de la Semana Santa, que parece ser una de las mejores y más visitadas de Asturias. Los santos fueron bajados en andas sobre hombros de jóvenes vestidos con túnicas de terciopelo y vaqueros, mucha gente veía y luego seguía al Nazareno, la única música era el golpe acompasado de los palos de los horquilleros contra el suelo que marcaban el ritmo del desfile. Delante bajaban San Juan, la Verónica y una Dolorosa, las tallas y los ropajes eran buenas, y las andas grandes sobre tres o a veces cuatro varales, el recorrido una carretera colgada sobre el mar y el puerto.
La primavera ha llegado puntual, se acabó el frío y los árboles empiezan a brotar lentamente, sobra la calefacción y se sale más a cuerpo. Aquí dice la gente que ha sido uno de los inviernos más fríos, a mi no me ha parecido tanto, tampoco puedo comparar. También espero que aquel refran tan verdadero de que hasta el cuarenta de Mayo..., aquí no sea.
La cuestión de los barcos aparcados, o quizas ‘abarcados'. Siempre me llamaba la atención ver los barcos de pesca pequeños perfectamente alineados en tres hileras, en el centro del puerto y a primera vista en el mismo orden, y luego un montón de barquillas con un remo atadas en uno de los muelles. Funcionamiento: llegan los marineros de un barco, se montan en su barquilla en general de pie, y uno usando el remo como una especie de aleta lleva la barca al barco, sueltan dos cuerdas que surgen del agua y que amarraban el barco y las amarran al la barca, ellos se van a pescar en el barco grande y cuando vuelven la barca chica les ha guardado el puesto y sostenido las amarras. Ahora lo veo facilísimo, elemental, pero no lo era antes. De la Pesca tengo muchas cuestiones sin resolver todavía. ¿Sabéis lo que es despescar?
Otra historia de pesca, creo que se llama Diego, se pasa la noche en un muelle alejado, el de La Mar Chica, pescando para el lado del mar, pretende pescar una lubina de 12 kilos, metro y medio, por la que alguna vez le han pagado 190 euros. Dice que sacar la lubina del mar es lo más costoso; cómo la vende, como se transporta, cómo se guisa y entre quienes se comen una lubina así, fresca y entera, tampoco lo entiendo. La Pesca me trae muchos misterios.
Otro descubrimiento en Asturias ha sido el Gps, no deja de maravillarme aunque sepa como lo hace. ¡La precisión con la que se sitúa y como se sabe y te lleva por los sitios!. Ya no importa viajar de noche por donde no conoces o que te canses de preguntar por donde, sólo con llevarlo te lleva donde sepas decirle. Otras cosa buena es lo fácil que lo callas y mejor como se porta cuando te equivocas o no le haces caso, se calla, calcula el camino nuevo, y te lo dice con la misma voz, sin la mínima acritud, sin enfadarse, como debe ser con las cosas que tienen remedio o que no lo tienen. Tiene dos cosas que no me gustan, la primera es que acabará atontándonos y sin él nos perderemos, como pasa con el móvil, el coche, la lavadora y tantas cosas, y la segunda, que sea una gracia del Pentágono.
¿Cómo fue ayer? Por la mañana un rato de casa y de ordenador, a las doce calle con Amado por el mercado y los muelles del Puerto, copa en el puerto, comida en casa, siesta corta y toda la tarde sin salir. Estuve cuatro horas leyendo sin parar, como hacía tiempo, de ocho a diez me subí al tercero, donde vive D. Ramón en su silla de ruedas y allí estuvimos de conversación y vino casi dos horas. Bajé, malcené, un par de llamadas y seguí leyendo hasta las dos. Tengo que volver a leer. Y eso que lo que leía creo que no era gran cosa, ‘Torbellino' de Arthur Clark.
PD
- Ya llevo mas de dos meses en Luarca y la vida empieza a normalizarse, pero sin llegar a repetirse. Pienso que fue una buena idea. Ahora con el tiempo de primavera espero que también cambien un poco los paisajes y los días mas largos permitan más cosas. Me queda mucho por hacer.
- Hace una mañana fabulosa, el cielo está tan azul que parece de Huéscar, y de pronto veo que la calle y los cristales del balcón están de gotas de lluvia, me asomó y no se ve una nube. Ya ha pasado varias veces, parece que no hiciesen falta las nubes para que llueva un poco.